Una gran fiesta


- “Julia, ¿dónde estáis?, soy Ana”
- “Estamos en la plaza del 2 de Mayo, en una de las terrazas
¿Vienes ya?”
- “Sí, la obra acaba de terminar y cojo el metro ahora; estaré allí en 15 minutos”
- “OK!, aquí te esperamos!”
- “Vale, Chao”
Los veranos de Madrid suelen ser calurosos pero est
estaba siendo de los peores que recordaba Ana y entrar en e
metro iba a ser todo un reto. Ana esperaba en el andén, er
una mujer bella, muy bella, coqueta y estilosa a la que le gustaban mucho las fiestas y reuniones de amigos. Acababa d
salir de la Sala Triángulo. La obra fue emocionante pero e
inglés shakespeariano. Esto último, sin duda había persuadid
a sus amigas de ir con ella.
-”¡Ana, Ana, estamos aquí!”, Julia gesticulaba y agitaba l
mano poniéndose de pie. Allí estaban Julia y Bea.-”¡Hola!, ¿qué tal va todo?
-”Bien, ¿qué tal tu?, ¿te ha gustado la obra?”
-”Sí, sí, ha sido distinta desde luego”
-”¿Vamos a ir por fin a la macro fiesta?”
-”Pues la verdad es que podríamos asomarnos a ver qué tal,
¿no?”
-”¡Por mi estupendo!”
Se trataba de una fiesta al aire libre. Había césped y zonas
de arena en el suelo. Había pantallas gigantes que proyectaban videos musicales, había chiringuitos y había gente de
todas las nacionalidades, mujeres de todas las edades.
-”Ana, ¿sabes que aquí pone que hay “chiringuitos oscuros”?-
dijo Julia señalando un cartón publicitario
-”¿Chiringuitos oscuros?, ¿son los “cuartos oscuros” de
siempre?...donde la gente va a ...ya sabes...
-”Ah!, pues parece que sí se trata de eso..”
-”Debe ser algo así” - dijo Bea -, porque aquí pone que reparten juguetes eróticos y preservativos claro”
-”!Toma ya!, esto solo pasaba en los sitios exclusivamente
para chicos!, ¿esta vez también son para mujeres?”
-”Uff, ...estamos avanzando y eso está bien ¿verdad?, pero
¿avanza nuestra mentalidad al mismo ritmo?...yo no sé si
entraría...”
-”Yo no creo que muchas mujeres vayan a entrar ahí”
Concurso de Relatos Eróticos
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Asociación de Mujeres Jóvene
-”Bueno, tal vez no, pero está bien que exista la posibilidad
¿no os parece?”
-”Yo creo que sí entrarán,...a mirar!, por la curiosidad!, ja, ja
-”¡Eh!, mirad las chicas del equipo de fútbol!!, están ahí
¡Hoooola!” -dijo Ana
Había chicas que Ana no conocía. Todas eran más jóvenes
unas veinteañeras y Ana, Julia y Bea ya estaban en los 30.
¡Qué graciosas le resultaban a Ana!
De repente una de las chicas se acercó a Ana y empezó
hablar de forma espontánea. Ana ni siquiera recuerda lo qu
decía pero era tan alegre y tan dulce que Ana no podía deja
de sonreír mientras la miraba. Se llamaba Esther.
-”Mira esa pantalla”, le decía Esther a Ana, señalando hací
el frente. Estaban proyectando escenas eróticas.
-”Uy!,..pero niña, que tu eres muy pequeña para ver esa
cosas!”,- decía Ana en broma, sonriendo..
-”¿Yo?, ¿pequeña?....estoy acabando la carrera
-”¡Ah? ¿sí?, ¿y qué tal las notas?
-”Pues solo me ha quedado una...pero ¿qué edad tiene
tu?....¿veinti...?
-”Ja,ja,...” - se reía Ana, sintiéndose orgullosa de su aspecto
No, no, dejémoslo en 30.
Esther puso cara de sorpresa y luego, se quedó pensativa
dijo: - “entonces, ¿quieres que me vaya?....”
-”No, no, si tu no quieres, para mi es divertido hablar contigo”.
Esther sonrió orgullosa, y siguió hablando,
-”Pues mira lo que me han dado!”- y sacó algo elástico de su
bolsillo.
-”Ah!, eso....es el preservativo para sexo oral!”
-”Sí, sí lo he guardado, es interesante tenerlo, nunca se
sabe, hay que tener un poco de cabeza!”
“!Ay!, de nuevo esta niña me hace reir.. es tan natural” -
pensó Ana. Estaba segura de que ninguna de las mujeres que
allí estaban la hubieran hablado con tanta naturalidad de aquellos temas, como lo hacía Esther.
Esther lo volvió a guardar como si fuese su valioso tesoro
secreto y siguió charlando de la fiesta de sus amigas de los
bonitos ojos de Ana y de lo mucho que habían estudiado y de
su casa y de sus padres y de su piscina y del sexo y del amor...
Ana la escuchaba atentamente y pensaba en que aquella
jovencita no dejaba de sorprenderla, ¿habría tenido prejuicios
hasta ahora con la gente tan joven? ¿o es que Esther era especial?
Ana también habló pero casi siempre era para preguntar
-”Ana, ya es muy tarde, ¿nos vamos?”- dijo Julia acercándose a su oído
-”¿Cómo?,..ah!, sí, sí, cuando queráis”
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Sin embargo, le costaba despedirse de Esther.
Esther se fue a buscar algo y volvió al instante con una servilleta de papel de uno de los chiringuitos. Allí escribió su telé
fono y se lo dio a Ana.
-”Nunca podría llamar a una chica tan joven,...pensando e
tener algo más”, -decía Ana a Julia y a Bea de camino
casa
-”Bueno, ten en cuenta que tiene 22 años”
-”¡Nueve menos que yo!”
-”Pero te gusta ¿no?”
-”Sí, es muy bonita, claro”
-”Uff...¡qué rollazo eres ¿eh?..ja, ja.”- se reían Julia y Bea
- “¿Tu no sabes que el sexo es el juguete de los adultos,..?...
mientras se practique con responsabilidad, ..Además, la
dos sois adultas ¿no?..¿y quién te pide amor eterno?....
-”Chicas, gracias, pero no,...sssccchhhh...¡cambio de tema!”
Pasaban los días en la oficina, tan monótonos como en los último
6 meses; Ana estaba pensando en hacer planes nuevos, cambio
importantes en su vida. Ana trabajaba en una empresa de selecció
de personal. De nuevo bajaba a las salas de reunión de la planta baja
Allí entrevistaría a 4 personas antes de la hora de comer. La mañana pasó y salió pronto del trabajo ese día. Mientras paseaba, d
camino a casa se quedó mirando en un cartel publicitario un anunci
de preservativos y ...ja, ja, ¡qué curioso! pensó en Esther, aquell
personita, dulce y espontánea, que guardaba celosamente s
“pequeño tesoro” en el bolsillo del pantalón. Concurso de Relatos Eróticos
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Al día siguiente debía entrevistar a 5 personas más, iba a
ser una mañana muy larga. Aún, tenía que revisar el currículo
de cada una de las personas. Abrió la carpeta y sacó las hojas
que llevaba grapadas y las clasificó en montoncitos, según fueran de la tarde de la mañana de hoy o del día siguiente. Empezó
a leer y ¡vaya!, ¡qué sorpresa!, esta chiquilla ...., le dio un vuelco el corazón: había pasado casi un año desde aquella macro
fiesta y ....de nuevo ¡allí estaba aquella niña espontánea y responsable! y en la cual había pensado el día anterior, precisamente allí, para hacer una entrevista. Seguro que terminó sus
estudios, ...claro, ....se dijo Ana revisando pensativa aquella
hoja y sonriendo a la vez. Ella misma se sorprendía de sus sentimientos al encontrarse feliz de tener que volver a verla. Era
la manera de volver a verla sin que ella tuviera que tomar la
decisión y pasar por la terrible censura a la que le sometían
sus propias ideas. Sin embargo, algo pasó por la cabeza de Ana
que la asustó, ¡qué extraño!, ¿por qué estoy asustada?...porque
tal vez Esther, tan alegre y tan bonita estuviera saliendo con
alguna chica de su edad??...Eso, no debería importarme, pensó.
Ya decidí que esta chica es muy joven....sin embargo, sí le
importaba.
Esther tardó unos segundos en reaccionar. Sí, ¡era Ana!, no
podía creer lo que veía cuando entró en aquella habitación.
Habían bastado unas horas de conversación aquella noche en la
macro fiesta, para que Esther recordase todavía a Ana. Claro
que no se había olvidado de ella. En realidad la había recordado mucho y esperó un tiempo su llamada aunque sin demasiadas
esperanzas. La cara de Esther se iluminó con aquella  sonrisa
pícara que Ana recordaba tan bien. Esther pensó que tal vez
fuera el destino, pero no confiaba en que Ana adoptase otra
actitud diferente a la que ya conocía. Ana esperó a terminar laAsociación de Mujeres Jóvene
entrevista para poder preguntarle si quería comer con ella es
mismo día. Ana no estaba pensando demasiado esta vez, fu
disfrutando cada momento como se lo iba ofreciendo la vida e
este hermoso segundo encuentro. Después, siguieron viéndos
uno y otro día....Ana, ya no sabía qué pensar de aquellos prejuicios que habían sido tan suyos siempre, ¿qué estaba sucediendo?...Ana recordaba la sensatez que había demostrado Esthe
con aquel “pequeño tesoro” escondido en su bolsillo, el preservativo, y no podía evitar sonreír. Tal vez no habían sido su
prejuicios lo que había desaparecido sino su concepto d
Esther. Era una chica responsable y esta responsabilidad s
extendía a todas las facetas de su vida y Ana cada día se sorprendía más de sus sentimientos porque cada día estaba má
enamorada de aquella mujer joven, espontánea y madura.

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