Proceso y historia
El término parece haber sido usado por primera vez por el alquimista Paracelso, quien una vez afirmó haber creado un homúnculo al intentar encontrar la piedra filosofal. La criatura no habría medido más de 30 centímetros de alto y hacía el trabajo normalmente asociado con los golems. Sin embargo, tras poco tiempo, el homúnculo se volvía contra su creador y huía. La receta para crearlo consistía en una bolsa de carbón, mercurio, fragmentos de piel o pelo de cualquier humano o animal del que el homúnculo sería un híbrido. Todo esto había de enterrarse rodeado de estiércol de caballo durante cuarenta días, tiempo en el cual el embrión estaría formado en el seno de la Tierra.
Otras formas del proceso
Una de ellas implicaba usarmandrágora. Las creencias populares sostenían que esta planta crecía donde caía al suelo el semen que los ahorcados emitían durante las últimas convulsiones antes de la muerte (o putrefacción en alquimia), además, sus raíces tiene una forma vagamente parecida hasta cierto punto a un ser humano. La raíz había de ser recogida antes del amanecer de una mañana de viernes por un perro negro, siendo entonces lavada y «alimentada» con leche y miel y, en algunas recetas, sangre, con lo cual se terminaría de desarrollar en un humano en miniatura que guardaría y protegería a su dueño. Un tercer método, citado por el Doctor David Christianus en la Universidad de Giessendurante el siglo XVIII, era tomar un huevo puesto por una gallina negra, practicar un pequeño agujero en la cáscara, reemplazar una porción de clara del tamaño de una alubia por esperma humano, sellar la abertura con pergamino virgen y enterrar el huevo en estiércol el primer día del ciclo lunar de marzo. Tras treinta días surgiría del huevo un humanoide en miniatura que ayudaría y protegería a su creador a cambio de una dieta regular de semillas de lavanda y lombrices.