1. Reducir
Reducir, es decir, hacer uso de la menor cantidad de recursos naturales posibles, es la acción más importante que los consumidores pueden hacer por el medio ambiente. El objetivo no es que no se consuma nada, sino hacerlo de forma sostenible. Los productos de usar y tirar o los que llevan un empaquetado excesivo son los primeros que se deben evitar. En nuestra vida cotidiana se puede reducir con distintas medidas beneficiosas de ahorro para el medio ambiente y el bolsillo:
2. Reutilizar
Darles a los productos la máxima vida útil posible. Con la reutilización, además de generar menos residuos y menos impacto ambiental, los consumidores ahorran dinero. A la hora de hacer la compra, se puede llevar un carro o bolsas reutilizables para evitar las de plástico de un solo uso (aunque estas también se pueden reutilizar si se sabe cómo), y en casa se pueden utilizar tarros, frascos o cajas para guardar todo tipo de productos, rellenar los cartuchos de tinta de la impresora, usar pilas recargables, actualizar el ordenador, etc. Estas son algunas de las formas de reutilizar más comunes, pero no las únicas:
3. Reciclar
Tras consumir de forma sostenible los productos y darles la mayor vida útil posible, es el turno de aprovechar sus materiales para volver a hacer otros productos. Los beneficios para el medio ambiente de reciclar son tan considerables que el esfuerzo merece la pena. Para ello, hay diversos contenedores que hay que conocer. En el amarillo los envases de plástico y metal, en el azul el papel y cartón, y en el verde el vidrio. Para evitar errores en el reciclaje conviene saber los diferentes tipos de residuos y dónde se deben reciclar. Además de los tres contenedores más típicos, hay también otros para pilas, bombillas o el aceite usado.
Por su parte, el compostaje es un tipo de reciclaje que aprovecha la materia orgánica de los residuos para enriquecer plantas y cosechas o luchar contra la contaminación. Los consumidores pueden usar sus propias compostadoras en el hogar, o compostar gracias a los contenedores públicos que algunas ciudades han ubicado junto al resto de contenedores "clásicos".
En cuanto a los residuos urbanos peligrosos o de gran volumen (pequeños electrodomésticos, ropa, aceite, teléfonos y ordenadores, baterías, etc.), no deben abandonarse en la calle y mucho menos en plena naturaleza. Para ello están los puntos limpios, unas instalaciones en las que sus responsables se encargan de reciclarlos de forma adecuada. Los puntos limpios se pueden encontrar tanto en su versión fija (la página web de la Fundación Ecolec ofrece un mapa en el que se detalla su ubicación), como en suversión móvil.