Besos de dulces RELATO EROTICO


“Si alguna vez fui ave de paso, lo olvide para anidar en tus
brazos. Si alguna vez fui bello y fui bueno, Fue enredado en tu
cuello y tus senos” Lucia. J.M.Serrat
6:45 de la madrugada. Llovía fuerte. Un relámpago iluminó
la ventana. Un portazo se oyó en la cocina y el ruido de los
cristales rotos despertó a Lucia. El corazón se le sobresale
del susto y estira su mano para tocar el cuerpo de su amado,
pero lo que se encuentra es el lado vacío de su cama y una
nube de soledad le invade el alma.
Carlos se fue hace 29 días de casa. Todavía están los
armarios impregnados de su olor y no se han podido ir todos
sus detalles. Queda un poco de la pasta de dientes de su
marca en el baño y su taza favorita sigue todavía escondida
en un recoveco de la cocina y Lucia no se atreve ni a tirarla
ni a dársela.
Lucia se queda en la cama con la mano apoyada a su cuerpo
aun avergonzada por haber intentado buscar su calor en
medio de esa madrugada obscura y lluviosa. Avergonzada porque ella fue la que decidió “que ya no más”, la que se dio cuenta que la convivencia era monótona; de que “el amor se habíaacabado de tanto usarlo”; y la que sabia que la soledad compartida era la soledad al cuadrado.
A los pocos minutos sonó el despertador. Se dispuso a preparar el desayuno y por primera vez en muchos días no puso
dos tazas en la mesa. Aparto los cristales rotos que había en
el suelo y acaricio a Burbuja, su gata de color negro. La mañana se presentaba movida: dos reuniones a primera hora, selección de personal y una comida a las tres con una alta ejecutiva y su socio para proponerles un proyecto de “un no sé qué,
de un no sé qué yo”. Por la tarde pasaría a hacerse la depilación y por la noche intentaría escaquearse de un cumpleaños a

a que estaba invitada. No le apetecía tener que ir a una fiesta a contar su nueva situación, su nueva vida, sus nuevos planes y su nueva soledad.
La mañana trascurría lenta. La lluvia seguía cayendo. El
cielo estaba enfadado y los atascos, los faros encendidos
de los coches y los charcos eran otros puntos del día en la
agitada agenda de Lucia. Llegaron las 3. Sentía que un agu
ero se le abría en el abdomen del hambre que tenía y se
replanteo si su dieta del desayuno de kiwi era lo mejor
para pasar la mañana. Y una sonrisa se le puso en la cara
cuando se dijo “mañana me llevo un bocadillo de jamón al
trabajo”.
Esperaba que en cualquier momento aparecieran la alta
ejecutiva con el socio pero seguramente la lluvia y el tráfico les impedirían llegar puntuales. De repente se le acerca
un camarero y le informa que un hombre que está de espaldas en la barra la esta esperando. Se acerca a él pero se
extraña de que no vaya acompañado de la socia y cuando va
a saludarlo el hombre se da la vuelta para encontrarse con
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ella. Se miran con asombro, se quedan callados y él es el primero que pronuncia unas palabras:
- Anda, si resulta que Lucia San Juan eres tu, mi Lucí?
- Luis!!! Cuanto tiempo!!!
Se abrazaron. Se apretaron las manos. Se miraron. Se volvieron a abrazar acercando sus cuerpos mientras sus manos
acariciaban sus respectivas espaldas. Hacia 5 años que no se
veían y que no sabían nada el uno del otro. Se conocían del instituto y habían estado en la misma pandilla. Habían compartido besos y porros a los 15 años, pero al finalizar el instituto
todas y todos se distanciaron. Se olvidaron las risas, las juergas, los conciertos del verano y cada una y cada uno cogió su
camino. Mateo y Julio montaron su propia empresa, Marisa
acabo astrofísica. Marta y Amparo encontraron trabajo en
otras ciudades... y ninguno se había vuelto a ver.
- Que cambiada estas Luci. Como iba yo a caer que era contigo con la que tenia la comida. Estas guapísima. ¿Ya no llevas gafas?
-  Llevo lentillas.
- Ostras, ¡cuanto tiempo! Te llame hace tiempo, pero me
dijeron que te habías ido a trabajar fuera y luego lo fui
dejando.
-  Estuve una temporada trabajando fuera.
-  Lucia, que gusto volver a verte.
-  ¿No tenía que venir tu socia?
-  Sí, pero le ha salido un percance. Jo, Lucia, ¡cuanto
tiempo!Luis estaba pletórico. Lucia había sido su primera novia,
aunque solo estuvieron dos meses saliendo. Pero recordaba
aquella relación como la más inocente y romántica del mundo,
como suelen ser las relaciones de los 15 años. Luego continuaron como amigos en la pandilla y siempre le había dolido perder el contacto.
Lucia no se ubicaba del todo. Esta feliz de haberle visto, pero
ella tenia que tener una reunión con él bastante importante para

a empresa y no sabía como tratarle. Mañana su jefa le pediría
el informe de la reunión y tenía que darle explicaciones.
Luis había cambiado en este tiempo. El chico imberbe e

nmaduro ya paso a la historia. Se le veía centrado, seguro de

o que hacía, sin miedo a expresar sus emociones y sus alegrí-
as. Lucia quería preguntarle muchas cosas, que era de su vida,
cómo le había ido en este tiempo, como estaba... Pero la reunión tenían que hacerla y ella no sabía ya cómo decírselo, pero
Luis se adelanto a hablar:
- Oye, ¿Que te parece si hacemos la reunión que teníamos
prevista para ahora y esta noche quedamos para tomar
una copa? Bueno, si quieres, no se si tienes planes con tu
pareja.
- No tranquilo, lo hemos dejado Carlos y yo, así que no hay
problema. Esta noche me va estupendo.
Lucia estaba encantada de no tener que ir esa noche a la
fiesta de cumpleaños y poder tener otro plan alternativo.
Luis se alegro de que ella ya no tuviera pareja. No sabía
quién era Carlos, pero tampoco se lo iba a preguntar.
Después de la comida decidieron acabar la reunión en casa
de Lucia porque les habían quedado un par de puntos pendienConcurso de Relatos Eróticos
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tes. Ella se alegró de que él tuviera un poco de prisa porque
así a ella le daría tiempo de ir a depilarse y de pasar por el
Súper a comprar un par de cosas para la cena. Quería hacer
como si no tuviera nada preparado, pero tampoco quería
tener la nevera vacía y que solo un par de kiwis iluminan las
baldas de aluminio.
En toda la tarde Lucia sólo había pensado en Luis. En lo
bien que lo habían pasado de jóvenes, en como se divertían, en
como lloro él en su hombro aquel verano en el que le quedaron
3 para septiembre... Recogió un poco la casa, seco un charquito que había en el suelo de agua que se había colado por la
ventana, buscó música relajante, puso velas por el comedor y
un quemador con almizcle le daba el olor especial al ambiente.
Busco algo apropiado para ponerse y cogió un preservativo
femenino que tenia en el Romix del baño y lo puso en el cajón
de la mesita de noche de su dormitorio. Salió de allí y se dijo:
“Pero Lucí, que estas haciendo?!! Es un amigo de la pandilla y
tu estas pesando en tirártelo, chica, estas enferma!!!” y como
si le apareciera un diablillo en su cabeza volvió a decirse:
“Chica, nunca se sabe...” Y esbozo una suave sonrisa.
Llegó la hora. Luis llegaba 10 minutos tarde a la cita. Hay
cosas que nunca cambian. Y ahí estaba él, con una botella de
vino tinto (que parecía del bueno) y una tarrina de helado de
fresa y nata (que tampoco tenia mala pinta).
Luis era alto, moreno y delgado. Se había afeitado y tenía
un pequeño corte debajo de la barbilla. Llevaba un pantalón
vaquero azul marino y una camisa blanca de manga larga un
poco arremangada.
Lucia se había puesto un vestido de flores corto. Muy
cómodo para estar por casa y como ella decía: “era practico yseductor a la vez”. Tenia el pelo húmedo, de hecho a ella le
gustaba llevarlo así y se había puesto perfume entre los
pechos.
- Que detalle que hayas traído helado. Siempre te gusto la
nata - le dijo Lucia
- A mi la nata siempre me gusta de cualquier manera
Lucia no sabia que contestar. Pensó “vaya tontería que acabas de decir, se la has dejado a tiro. ¿Y ahora que le digo yo?.
Venga, di algo, rápido, di algo...”
- Además siempre he pensado que no es lógico dejar los postres para el final. Si los postres son lo que mas te gustan
para que dejarlo para lo último.- dijo Luis
- Pues eso digo yo, ¿traigo dos cucharillas?- Lucia no sabia
donde meterse. Sentía que Luis se estaba insinuando,
¿pero y si eran cosas suyas?, ¿y si ella se estaba confundiendo?
- Con una nos basta, hay confianza, ¿no?- y una sonrisa picarona acompañada de un guiño hizo sonreír a Lucia.
- Claro. Voy a buscarla.- Lucia se fue a la cocina, no sabia ya
que pensar.
Luis se quedo en el comedor. Puso en la mini cadena un CD
de música ambiental que tenía Lucia por allí encima y le dio a

a tecla “repeat”. Observó la sala y vio que Lucia no había descuidado ni un detalle, que si las velas, que si la música, que si

os cojines por el suelo...
-  ¿Quieres que te enseñe la casa?- le dijo Lucia mientras
mostraba una cuchara en su mano.
-  Claro, será un placer.
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La gata Burbuja apareció un instante y desapareció sigilosamente hacia la terraza. Burbuja ya intuía que tres eran multitud. Lucia le enseñaba la casa mientras las piernas le temblaban. Aquella noche iba a pasar algo entre ellos, lo esperaba, pero no se atrevía a dar el primer paso. Hacia tiempo que
no tenía que poner sus armas de seducción ante una persona y
ahora se sentía una principiante. Se acercaban a su dormitorio. Lucia buscaba con la mirada que no hubiera ningún detalle
de Carlos, una foto, un libro de economía, una colonia, pero no
había ni rastro de nada sospechoso.
- Lucia, tienes una casa muy bonita, como tu que estas preciosa. Los años te han sentado la mar de bien...- Las manos
de Luis se apoyaron en sus hombros.
Luis empezó a bajar su tono de voz. Miraba fijamente a
Lucia. Ella había puesto sus manos en la cintura de el pensando que de esa manera no perdería el equilibrio. Estaba nerviosa, le temblaban las piernas y con solo los dedos de Luis en sus
hombros notaba que empezaba a tener una gran excitación.
Estaba tan guapo. Se sentía hasta mareada. Luis le estaba
bajando el tirante y que sus dedos se apoyaban en ella, pero no
era capaz de hacer nada más. Se sentía excitada y bloqueada
a la vez. Era seguro que Luis quería algo con ella pero todavía
no se lo podía creer aunque era evidente. No era posible que
aquel chico tan guapo, su amigo de tantos años siguiera interesado en ella. Eran tantos pensamientos que le venían a la cabeza, pero ninguno era ya de Carlos. Cerró los ojos. Lucia sentía
que en cualquier momento se caía al suelo, que no aguantaría
tanta emoción y Luis interpretó que quería ser besada.
Los labios humedecidos de ambos empezaron a bailar con
sus lenguas. Lucia no dejaba de apretar sus manos a las cade-ras de Luis y empezó a meter sus manos por dentro de la
camisa. Los dos se besaban apasionadamente y la excitación
de ambos era palpable en susrespiraciones rítmicas y casi

adeantes.
Luis le empezó a besar los hombros mientras colocaba sus
grandes manos en los pezones erectos de Lucia y bajaba sus
manos hasta su vientre y ahí ella empezó a reírse a carcajadas:
-  Para, para, que tengo cosquillas...
-  Ah, si!!! Pues ahora verás!!!
La tiro con suavidad en la cama y le empezó a meter las
manos por debajo el vestido para continuar haciéndole cosqui
las. Ella se reía cada vez más y estaba totalmente desinhibida pero Luis no dejaba de darle vueltas al tema de la prevención. No había hablado con ella de si tenia preservativo, de
que pensaría ella de si le decía de ponérselo, si llegarían al
coito o si ella solo esperaba juegos, de si ella tomaba la píldora pero también estaba el tema de las enfermedades... un sin
fin de dudas que le habían desplazado un poco de la situación.
-  Luis estás bien ¿te pasa algo?
-  Sí, estoy muy bien, claro. Estaba pensando... ¿te han
atado alguna vez en la cama?
-  No, la verdad que no.
-  Pues hoy te voy a atar ¿te apetece?
-  Mmmmmmmm, la verdad es que sí.
Luis le dijo que no se moviera de la cama, que enseguida
volvía. Se fue a la cocina con los pantalones desabrochados y

a camisa totalmente desabotonada. Se apoyo en la mesa y
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pensó en como plantearle a Lucia el tema del preservativo. Por
un lado le podría preguntar si recientemente se había hecho
una prueba de VIH, o que tipo de métodos anticonceptivos
utilizaba con Carlos, pero no le parecía bien tener que sacar
el tema del ex- de Lucia en esos momentos. Además el recientemente había tenido situaciones de riesgo pero no quería
perderse esa noche de lujuria con Lucia.
Lucia se quitó el vestido y se puso un camisón de raso que
tenia en el armario. Le gritó a Luis que tardara un poco más,
que se iba a cambiar para estar mas sexy, pero luego lo
pensó mejor y se quedo totalmente desnuda esperando a que
él apareciera. Luis empezó a revolver por los cajones de la
cocina para encontrar algún trapo con el que poder atar a
Lucia en aquella cama tan grande y con esos barrotes de hierro forjados que tanto incitaban a una noche especial.
Encontró un delantal y pensó que sería ideal para colocárselo totalmente desnudo. Siguió revolviendo a ver que encontraba y vio papel de aluminio y film transparente de cocina.
Lo aparto y se le ocurrió una idea. Una vez le comento una
amiga suya que para prevenir las enfermedades con el sexo
oral se podía utilizar el film transparente de esos que utilizamos para envolver los bocadillos. El en aquella ocasión
pensó que aquello podría ser muy frió pero se acordó del
helado que estaba en el comedor.
Se desnudó en la cocina. Se colocó el delantal blanco. Cogió
cubitos de hielo en la nevera, los puso en un vaso y otro se lo
puso entre los dientes. Y se presento como un autentico
camarero: con su delantal y su bandeja en una mano con el
vaso con cubitos, el film transparente, el helado, mermelada
y leche condensada que había encontrado por la nevera.- Cielo, no me extraña que hayas tardado tanto, me empezaba a preocupar de que te hubieras arrepentido...
- ¿Arrepentirme? Prepárate porque esta noche no la vamos
a olvidar en la vida- dijo Luis con una frase desafiante a
lo Humphrey Bogart. Y otra vez los besos y las risas inundaron la habitación.
Luis arranco dos grandes trozos del film y se los ato a
Lucia en las muñecas y a las barras de la cama. Cada brazo en
una punta. El cuerpo de Lucia a la voluntad de Luis pero los
nudos no apretaban y las manos podían salir perfectamente.
La respiración de Lucia se agitaba cada vez más. Estaba tan a
gusto con Luis y no paraba de pensar que menos mal que había
puesto el preservativo con la mesita de noche porque ya se
olía ella que podría pasar algo aquella noche.
Más trozos de film estaban colocados en el cuerpo de
Lucia. Uno en cada pecho, otro en el ombligo, otro enorme que

e cubría todo el monte de Venus, los labios mayores y mas allá
de perineo, otros dos en las rodillas, y dos mas en los tobillos.
Luis se puso encima de ella y empezó a besarla. Le tocaba

os pezones que seguían erectos y le acariciaba todo su cuerpo suavemente. Con un cubito de hielo recorrió todo su cuerpo, haciendo hincapié en los pezones que se estremecían a
pesar de temer el film envolviéndolos. Ponía sus besos de
hielo en el ombligo y bajaba suavemente a los vellos del
pubis de Lucia. Era la primera vez que ella vivía aquello. El
contraste del frío con el film le hacia sentir por todos los
poros de su piel y se mordía el labio inferior de la boca de
tanto placer.
Y el helado también empezó a cobrar protagonismo. Luis le
puso helado por los labios y los dientes mientras su lengua
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fluía con la suya. Los besos sabían a nata, fresa y sal; y la
mano de Luis se perdía entre las piernas de Lucia. Era tal la
humedad de Lucia que se oía el chasquido de su flujo con el
del film. A Luis la situación cada vez le gustaba más y su pene
estaba erecto hacia ya bastante rato. Con los dedos embadurno todo el monte de Venus de helado y hundió su cabeza entre
sus piernas. Su lengua jugueteaba con su clítoris mientras
intentaba penetrar con su lengua en lo más profundo de Lucia.
Ella llega ya a sus primeros orgasmos simultáneos mientras le
pedía que él no se corriera.
El tamaño del pene de Luis había aumentado considerablemente, y podría esperar un poco mas en correrse, pero no por
mucho tiempo. Había sido tan gratificante ver revolverse de
puro gusto a Lucia y él se sentía tan tranquilo al estar protegido por el film que se hubiera eyaculado encima del cuerpo
de ella y aun así no hubiera habido riesgo de infección. Pero
aun no... Aun habría más juego.
Lucia también estaba preocupada por el tema de las enfermedades. No veía oportuno preguntarle a Luis si estaba con
alguien, si tomaba normalmente medidas de protección. Le iba
a preguntar si era promiscuo, pero luego pensó que esa pregunta era una tontería porque eso no tenía nada que ver.
También se planteo que tampoco tenía pinta de tener ninguna
enfermedad, pero también pensó que eso también era un
error. Pensó también que por una vez que no tomara medidas
tampoco le iba a pasar nada, no le iba a toca/a ella, pero le
volvió a salir su diablillo de un lado del cerebro que le decía
“pero estas tonta, no te la juegues por una noche loca, utiliza
el preservativo y disfruta, porque tanto darle vueltas al asunto y no estas disfrutando todo lo que podrías”.Lucia, no se si podré aguantar mucho mas...- Y de repente

e dice ella:
¿Te han puesto alguna vez un preservativo con la boca?-
Luis se quedo sin musitar palabra, y moviendo la cabeza contesto que no- Pues hoy te lo voy a poner yo.
Lucia saco un preservativo masculino de una cajita de plata
que había en la habitación y empezó a juguetear con él. Sin
abrirlo acaricio con su envoltura todo el cuerpo de Luis mientras el apretaba las unas en las sabanas. Con la punta del plástico acaricio su prepucio mientras Lucia le soplaba suavemente. Le rozaba los labios, los pezones, el cuello, el vello púbico,

o restregó por su perineo, se enredo con sus testículos... y
todo tan solo con el pico de la envoltura.
Luis tenía el pene en total erección. Sentía escalofríos de
placer por todo su cuerpo. Ella  se puso lubricante en las
manos como si fuera una crema de manos y con la misma dulzura embadurno todo el glande de Luis con masajes incluidos
por los testículos y se introdujo crema también en su vagina
mientras jugaba con sus labios menores. Luis la observaba
cada vez con más expectación y deseo. Ella abrió el preservativo con mucho cuidado mientras silbaba a lo Joe Coquer aque
lo de “quítate el sombrero” de la banda sonora de Nueve
Semanas y Media mientras su cuerpo se contoneaba insinuante delante de el.
Sacó el preservativo de su saquito. Miró que este estuviera en forma de sombrero mexicano porque esa era la forma
adecuada para que pudiera girar por todo lo largo del pene. Se

ntrodujo el preservativo en la boca, apretó sin excederse el
capuchón entre los dientes para que no entrara aire y empu
ando con los labios de su boca empezó a cubrir al completo el
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pene de su amante. Lo había practicado docenas de veces con
una zanahoria, pero siempre había fracasado, pero a la hora
de la realidad, delante del pene de Luis lo había conseguido a
la primera. Su recompensa: la cara de felicidad y de asombro
de Luis.
La boca de Lucia solo tenía espacio para aquel pene que solo
pedía clemencia y que se acabara aquel sufrimiento con el
premio de la eyaculación, pero ninguno de los contrincantes
estaban dispuestos a que eso ocurriera de momento. La boca
de ella se insinuó por todos los genitales de Luis. Mordisqueó
el escroto... lamió todo el glande... recorrió de nuevo el perineo con su nariz... introdujo las yemas de los dedos en la
entrada del ano... y mientras a Luis le faltaban manos para
tocar aquellos pechos erizados, aquellas curvas blanditas y
mientras sus dedos de vez en cuando se deslizaban por las
humedades de la vagina de Lucía.
El pene de Luis seguía erecto. La vagina de Lucia estaba
cada vez más juguetona. Se susurraron al oído que querían
más y ella agarró el pene con seguridad y lo fue introduciendo en su vagina mientras el preservativo y el lubricante parecían querer deslizarse por otros senderos. Recordaba una
batalla divertida entre los dedos de Lucia y el caballero de la
armadura, pero poco a poco se empezó a deslizar entre las
paredes duras y excitadas de la vagina. Los labios de la vulva
de Lucia estaban duros y arropaban al pene- Los vaivenes eran
constantes y las respiraciones de ambos cada vez más fuertes y acongojadas. El placer se reflejaba por todos lados, por
las orejas, por los muslos, por las yemas de los dedos... todo
era un jadeo constante y un puro goce continuo. Las manos de
Lucia se apoyaban en las costillas de Luis y arqueaba la espalda para sentir más profundamente la penetración.Cambiaron de postura y ahora era él que esta encima de
ella, el que agitaba con entusiasmo su pene dentro de ella y
donde el olor sal, flujos y saliva se confundían con los alientos apresurados y temblorosos. Lucía levantaba sus piernas
abrazándose en la espalda de Luis mientras le arañaba con
sus unas cortas. Ella movía su vagina contrayéndola y rela
ándola entre las sacudidas de Luis y lo que mas le gustaba
era pedirle que se parara de vez en cuando para notar que
aquel pene duro estaba siendo acariciado por su humedad
constante.
Los orgasmos de Lucia volvían a fluir por segundos y Luis
entraba y salía con una facilidad inimaginable de aquel cuerpo excitado. Él empezó a eyacular dentro de aquel preservativo que tanto placer les había dado a los dos, y antes de que
su pene se volviera flácido lo retiro de la vagina colocando

os dedos en la base para que no se quedara dentro de Lucia.
Luis lo infló un poco para ver si había habido alguna rotura
y todo estaba en orden. Lucia le hizo un nudo y lo tiro en la
papelera del dormitorio. Los amantes estaban sudorosos y
olían a ese aroma agridulce de los cuerpos después de haber
combinado tantos sabores diferentes.
Decidieron ducharse juntos y se durmieron abrazados sin
decirse mucho más. No se preguntaron que pasaría a partir de
mañana, si Luis tenía pareja, si todavía había esperanzas de
volver con Carlos, si el proyecto de trabajo que tenían en
común saldría adelante...
Los únicos testigos que quedaban en la habitación eran los
trozos de film transparente empapados en hielo derretido; la
tarrina de helado; la mermelada y la leche condensada sin
usar; el delantal blanco perdido por debajo de la cama; el preConcurso de Relatos Eróticos
- 24 -servativo que sobresalía por la papelera y la ropa interior
tirada por el suelo.
En la cocina la gata Burbuja no había conciliado el sueño.
Jugaba con los pantalones azul marino y se preguntaba si tendría que dormir muy a menudo en la terraza en aquellas
noches oscuras de lluvia.


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